He tenido la suerte de experimentarme hija, nieta, sobrina, hermana, pareja, madre, y amiga. También he podido estudiar, enamorarme y trabajar. Se aprende mucho, se tropieza mucho, se ama mucho. Y también duele. El dolor es un maestro. Junto con la esperanza de aliviarlo, el dolor ayuda a crecer. Se crece en contacto con otras personas. No hay otro camino. La soledad también es maestra. Y la enfermedad, la vulnerabilidad, los animales, la naturaleza, la música y el silencio. Todo es alimento para la persona interior.
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